Realidad o ficción

Gran hermano es el reality más importante en el mundo ya que sus ediciones se suceden en incontable cantidad de países pero alguna vez se preguntaron el porqué. La estructura del programa es simple y se repite una y otra vez sin importar la versión. Los conductores varían pero no el ímpetu con el que alimentan los momentos de tensión del programa. Hasta acá no aparece ningún elemento que haga suponer el éxito casi asegurado con el que cuenta el canal que haga la puesta en escena. Por eso se deduce que la clave recae en la identificación. Cada personalidad se encuentra inmortalizada en la casa y cobra vida a través de distintos personajes. Así encontramos al homosexual, al manipulador, al inocente, al obstinado, al servicial y hasta las clases bajas -quizás el sector con más fuerza en estos programas- se ven representadas a través de una persona que exagera en forma desmedida su papel como un acto demagógico hacia el público. Todo esto pasa dentro de la casa pero también por fuera. ¿No es en la sociedad donde un objeto material es motivo de conflicto? ¿No es en la sociedad donde la falsedad prima en un gran número de relaciones? La respuesta ciertamente es afirmativa pero la diferencia radica en que nadie te filma, nadie te analiza y nadie te vota. Los participantes que ingresan al reality lamentablemente no hacen más que representar a diversos grupos de la sociedad y digo lamentablemente porque no solo denotan materialismo y conflictividad sino también ignorancia. Por esto último muchas personas no ven el programa y se colocan un escalón por encima del que lo mira aludiendo lo infantil y vulgar del producto sin tener en cuenta que en última instancia sigue siendo una opción televisiva que te puede divertir al igual que una serie o un programa cultural.En el libro de George Orwell, que dio la idea originaria, el personaje Gran Hermano está inspirado en líderes totalitarios como Stalín y Hitler. El hecho de encerrar durante meses a dieciocho personas dentro de una casa a modo de experimento para analizar sus reacciones y comportamientos vislumbra una ideología totalitaria aunque se justifique fundamentando que la participación es voluntaria. Ahora bien en un país democrático, donde cada dos días se produce un secuestro habría que pensar un poco mejor si Gran Hermano no nos representa y si realmente corresponde a la ficción o no es más que la pura realidad.